La "línea
derecha" en el diseño del icono
Podemos
decir que la línea no existe independientemente de nuestra inteligencia. Los
rayos de la luz en el cosmos son influenciados por la masa estelar que los
hacen desviarse produciendo una curva por la cual los rayos no son líneas directas.
Por esto se puede ver una estrella que en realidad se encuentra dentro de una
masa negra. Todavía la línea directa no depende por su naturaleza del universo
material.
Su
naturaleza esta en el orden del pensamiento, de la metafísica. En primer lugar es puro movimiento, no solo
como movimiento en el espacio, pero sobretodo como movimiento en el plano del
espíritu, un movimiento inmaterial. La línea directa hace parte de las
dimensiones de nuestra realidad. Porque es movimiento puro, esta en un continuo
progreso y es parte del tiempo en el cual todo existe. Ahora el “progresar” es
estrictamente legado al espacio. Son fundamentales en la existencia de nuestro
universo. En esto se realizan los eventos de la historia, que nos parece un
movimiento sin fin. Es un movimiento absoluto que parte ya de las dimensiones
de otra realidad, aquella del ser absoluto. En esto la historia confluye y
encuentra su complemento.
La
línea directa tiene una dimensión metafísica, esta presente donde es expresada
una idea trascendental.
Es
decir que en el arte bizantino expresa la dimensión teológica de un evento o de
una persona. La persona y los eventos se realizan en el movimiento del tiempo:
no hay ni retorno, ni parada. Todo momento es único, aunque se realizan en el
espacio.
La
existencia humana según la concepción cristiana occidental esta fundada sobre
esta estructura. En la vida todo acto tiene valor absoluto, es único, y la
existencia del hombre se debe repetir porque para el no hay reencarnación.
Según las religiones orientales la vida del hombre hace parte del movimiento
circular del universo, no tiene los principios de la línea directa. Existe
siempre el retorno para los seres vivientes, el eterno circulo de la
reencarnación. En nuestro arte el circulo explica este concepto.
Pero
estamos en el campo del diseño: aquí la línea directa tiene su función. En
primer lugar da la estructura. La vertical asegura el equilibrio. La línea
horizontal asegura la estabilidad, la base sobre la cual todo es construido. Esta
no es la línea del horizonte que separa la tierra del cielo, un limite que no
se cruza y que no es línea en sentido estricto.
En
las representaciones la línea horizontal tiene otras funciones, es por su
naturaleza, la expresión de la estabilidad, de la inmovilidad.
Así
en el diseño de la arquitectura , la línea directa da la estructura y la
estabilidad necesaria para la construcción.
Esto
vale también para los esquemas de la composición. Así como los temas de los
iconos son diversos, también las formas de composición varían. Por
consecuencia, antes de hacer una composición, el artista debe conocer bien
aquello que debe representar.
Para
una composición en busto o en pies el trabajo no presenta demasiada dificultad
pero se debe tener presente dos principios: el primero que los personajes deben
ser representados en torno a un eje simétrico para tener el equilibrio de toda
la imagen.
Otro
principio es también el de la línea directa. La historia del arte muestra que ,
después de un periodo primitivo, los personajes no eran inmobiles, fijos,
porque, si dan vuelta al busto, sea que inclinen la cabeza, si dan vuelta hacia
otra dirección, como una línea invisible, esta línea explica el sentido que la
pintura buscaba.
La
figura en pies son construidas entorno a un eje simétrico. Aquí interviene el
movimiento de los personajes como la línea de fuerza. Esto se muestra en la
posición de los pies: un pie lleva el peso del cuerpo, el otro un poco de lado,
asegura el equilibrio.
Sobre
los iconos que hacen parte de la “Deesis” en el iconostasio, todo el cuerpo es
dirigido hacia el centro, donde se encuentra Cristo sobre el trono.
Esta
dirección es como una línea directa que no es mas estructura pero el
movimiento, que expresa el sentido teológico de la composición.
En
la composición de la escenas evangélicas, la línea directa es el elemento
principal, también son utilizadas otras formas, como el circulo o segmentos del
circulo. Aquí también el equilibrio de la escena es asegurado del eje simétrico
entorno al cual son reagrupados los personajes y otros elementos, como la
arquitectura y las montañas.
En
ausencia de escenas frontales interviene la línea invisible del movimiento,
como en el icono de la presentación de Jesús en el templo. En el icono de la
“Procesión” el movimiento viene siempre de derecha (del este, visto desde el
interior de la escena que tiene el espectador a izquierda) y representa el
arquetipo de la fuerza y del poder. El movimiento tiene así un significado
teológico.
Egon Sendler SJ
“El
secreto de la Linea”